El negocio del agua mineral

Sí, es cierto. En muchos aspectos, el agua mineral es más sana que la del grifo. O mejor que «aspectos», debería decir, sitios. Lugares cercanos a entornos masificados de población, o de industria, quizá tengan una calidad del agua del grifo rozando lo peligroso. Y los que viven en alta montaña, separados de la civilización más cercana a bastantes kilómetros, seguro que tendrán un agua de grifo más rica. Pero no exageremos. Creo que el sector de la producción del agua mineral, se está aprovechando, desde hace muchos años ya, de esa debilidad de las personas por todo aquello que pueda influir en su salud. Y evidentemente, es importante, pero no como para llevarlo hasta los niveles de histeria actuales. A las empresas de fabricación de agua embotellada, les interesa esta estrategia. Al fin y al cabo, es dinero para sus bolsillos. Pero, ¿sabes hasta qué punto llega la manipulación? ¿La relación entre “su” ética y los millonarios ingresos que reciben?

El efecto de este movimiento del agua embotellada, no solo repercute en nuestros bolsillos, sino también en el medio ambiente. Y no solo por las botellas de plástico que desgraciadamente vemos tiradas por ahí, con demasiada frecuencia. Sino en los procesos de fabricación. Se presume mucho de que “nuestras fábricas solo embotellan el agua, y no añaden aditivos” o cosas parecidas. Pero, ¿y el efecto de la maquinaria que embotella? ¿La que etiqueta, o la que fabrica dichas etiquetas? ¿La que fabrica el plástico para luego embotellar? Sí, hay marcas que utilizan plástico reciclable, pero se han hecho estudios, y demostrado los mismos, en los cuales se veía como el propio proceso de reciclaje, supuestamente orientado principalmente para el beneficio de los recursos naturales y del medio ambiente, puede llegar a ser más nocivo que cuando la fabricación se hace desde cero.

Todo esto, me lleva a una conclusión. Existe una fabricación de un producto, que genera beneficios a un sector, y también consecuencias al entorno. En relación a estas últimas, aparecen soluciones de cierta sostenibilidad y protección al medio ambiente, que a su vez genera un nuevo negocio, con el que otro sector, pasa a beneficiarse también. En la mayoría de los casos, los propios “culpables” de algo, son los que de forma encubierta, proponen una solución, que les “continua” reportando beneficios. Y muchos podrán pensar: “bueno, si los que generan el problema, luego aportan una solución, aunque se lleven un suculento “bocado”, estarán dejando todo como estaba. O no, mejor aún, porque habrán aportado ese producto a la sociedad, y con ello, la habrán mejorado”. Bueno, en unos casos podría ser. En otros, quizá el desgaste al medio ambiente sea suficiente como para no ser recuperable.

Aprovechando el agua del inodoro

130318_SinkPositive_14_Edit¿Nunca habéis pensado en la cantidad de agua que se desperdicia al tirar de la cisterna? No querría entrar en detalles excesivamente escatológicos, pero muchas de las veces, no es necesaria tanta agua para cumplir la función que se espera de dicho dispositivo. Sí, es cierto, existen en la actualidad muchas marcas que comercializan sistemas de doble pulsador, para gastar o bien una peña parte del agua acumulada en el tanque, o la totalidad. Pero, ¿y si además de gastar ese agua en eso, lo usásemos previamente, por ejemplo, para lavarnos las manos? Esa es la idea que trata de vender Sinkpositive. Se sustituye la tapa superior de la cisterna del inodoro, por otra en la cual se ha incorporado un grifo. Con una pequeña instalación, tanto de la llegada del agua, como del sumidero, podremos utilizar el agua con que se recarga la cisterna para lavarnos las manos, por ejemplo, y que luego quede almacenada hasta su posterior uso en el water. Vale, quizá si la usásemos para limpiarnos de una suciedad demasiado grande, o maloliente, no sería luego apropiado reutilizarla, porque no limpiaría bien el inodoro, pero para eso, ya podríamos usar el lavabo tradicional, digo yo.

Aquí tenéis un vídeo explicativo de la instalación.